martes, 23 de abril de 2013

Tres razones para huir del efecto yoyó


Perder peso con una dieta estricta. Volver a los hábitos anteriores. Recuperar el peso perdido. Pesar más que antes de comenzar. Volver a la dieta estricta. Estos cinco pasos son la base de un aciago ciclo llamado "efecto yoyó" (en inglés, weight cycling), un fenómeno muy conocido en el ámbito de la dietética. Su fama, sin embargo, no responde a los halagos que (no) recibe por parte de los profesionales sanitarios, sino más bien a sus probados efectos negativos sobre el control de peso corporal y, más todavía, sobre la salud en general. De hecho, un nuevo estudio ha confirmado los temores de los expertos en obesidad a este respecto. A continuación se plantean tres razones de peso para huir del efecto yoyó.
 De entre los pacientes que acuden a los dietistas-nutricionistas, existe un grupo conocido como los 'dieters'. Este anglicismo hace referencia a personas cuyos hábitos de alimentación suelen ser desequilibrados y que de forma periódica realizan regímenes de todo tipo. Los siguen para "compensar" los excesos a los que someten su cuerpo de forma habitual, pero sobre todo con el objetivo de perder los kilos de más que se han acumulado en su cuerpo de forma insidiosa. Pese a que hay muchas razones para desaconsejar esta práctica, es importante considerar las tres que se exponen a continuación.

1. Las dietas estrictas no son eficaces

Cuanto más se fuerza el motor de un coche, más se deterioran sus componentes. Así que "pisar a fondo" a menudo hará que el coche cada vez funcione peor. Algo así sucede con el control de peso corporal si sometemos a nuestro organismo de manera regular a las desaconsejables dietas estrictas. A más regímenes severos, más difícil será controlar la aguja de la báscula, porque el metabolismo "se resiente" y responde cada vez peor a cualquier estrategia dietética.

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