jueves, 18 de abril de 2013

'Adictos' a las patatas fritas


Detrás de una, va otra y otra... Por alguna razón, hasta que no se acaba la bolsa de patatas fritas resulta imposible dejar de comerlas. Ahora, una nueva investigación asegura tener la respuesta. Parece que este tipo de aperitivos activan zonas cerebrales relacionadas con el placer y la adicción y así lo ha explicado un grupo de científicos de la Universidad de Erlangen-Nuremberg (Alemania) durante la 245ª Sesión y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química.
¿A quién no le ha pasado alguna vez? Se pregunta Tobias Hoch, el principal autor del estudio. Para averiguar por qué algunos alimentos provocan ese deseo irrefrenable por seguir 'picando' y no parar hasta que se acaben, Hoch y su equipo pusieron en marcha un trabajo con ratas. Se les ofreció tres tipos de ingesta: un banquete de patatas fritas, comida estándar de laboratorio y un pienso que incluía las mismas cantidades de grasas y carbohidratos que contienen las patatas fritas.
Los investigadores inyectaron un trazador de cloruro de manganeso en las ratas para poder visualizar, a través de una resonancia magnética específica, qué ocurre en el cerebro cuando consumen cada una de las tres opciones. Claramente, mostraban más interés por las patatas fritas y se las veía más dinámicas después de engullirlas. Pero además, y aquí está la clave, Hoch y su equipo observaron que las áreas cerebrales relacionadas con el placer, la recompensa y la adicción se mostraban significativamente más activas con las patatas fritas que con cualquiera de las otras dos opciones.

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