En plena temporada de gripe,
cuando si no se trata de un familiar es un compañero de trabajo el que
cae por enfermo por este virus invernal, un estudio viene a retomar una
vieja teoría sobre los beneficios de dejar actuar la fiebre en el
organismo y señala como culpable de una mayor transmisión de la
infección a la precocidad con la que se administran los antitérmicos en
estos casos.
"Durante milenios, los seres humanos han suprimido la fiebre sin
comprender sus potenciales efectos más allá del obvio alivio de los
síntomas [...] Pero a mayores temperaturas, la replicación bacteriana y
vírica es menos eficiente, mientras que la respuesta adaptativa del
sistema inmunológico funciona mejor", señalan los investigadores de la
universidad canadiense McMaster en su estudio publicado por la revista Proceedings of the Royal Society B.
Además, no es sólo que en el cuerpo humano luche peor contra los
virus ante una menor temperatura sino que esa ausencia de fiebre genera
mayor confianza para continuar con el día a día. Como explica David
Earn, del Departamento de Enfermedades Infecciosas y profesor de
matemáticas de dicha universidad canadiense: "Las personas con
frecuencia toman -o les dan a sus hijos- fármacos para bajar la fiebre
con el objetivo de poder ir a trabajar o al colegio. Y pueden pensar que
el riesgo de infectar a otros es mínimo porque la fiebre es baja. Pero,
en realidad es lo contrario: esas personas enfermas pueden liberar más
virus porque la fiebre ha sido reducida".
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