miércoles, 8 de mayo de 2013

Alimentación de adolescentes, mejor sin coacciones


Muchísimos padres presionan a sus hijos, cuando son pequeños, para que coman. Algunos lo hacen para que coman más, y dejen el "plato limpio" y otros prohíben de forma taxativa la ingesta de determinados alimentos. También están los que fuerzan al niño a que coma mejor (más alimentos saludables), e incluso están los que obligan a los niños a que coman "lo que sea" o "cuanto más, mejor". Esta situación es muy conocida (y desaconsejada) por parte de las autoridades en nutrición pediátrica. No tan conocido es, sin embargo, que esto también ocurre en adolescentes. Un reciente estudio, que ha evaluado las prácticas o las estrategias que utilizan los padres de adolescentes en relación a su alimentación, ha confirmado las sospechas de los expertos en nutrición humana y dietética. El siguiente artículo analiza esta situación y explica por qué no es conveniente coaccionar a los adolescentes para que coman.

 Frases como "no te levantes hasta que no te acabes las verduras", "si no comes, no crecerás", "con la de gente que pasa hambre y tú desperdiciando comida" u otras similares son utilizadas de forma habitual por numerosos padres para incitar a sus hijos a comer. Es sabido que ello sucede en los hogares con adolescentes, aunque, a diferencia de lo que ocurre en niños más pequeños, hay pocos datos disponibles al respecto. Un estudio recién publicado en la revista Pediatrics ha evaluado las prácticas utilizadas por parte de padres de adolescentes de diferentes niveles socioeconómicos y de distintas etnias o razas.

La investigación revela que, en este grupo de edad, la presión de los padres para que sus hijos coman es más bien la norma que la excepción, sin importar los ingresos de los padres o las diferencias étnicas o raciales. Esta presión se ejerce más a menudo por parte de los padres que de las madres. Los datos confirman observaciones previas, como las de la doctora Isobel R. Contento y sus colaboradores quienes, en un estudio aparecido en mayo de 2006 en la revista Journal of Adolescent Health, indicaron que hasta el 35% de padres obligan a sus hijos adolescentes a comer todos los alimentos servidos en la mesa, aunque no les gusten. Hay quien compara este escenario a subir el fuego de una olla a presión tras obturar la válvula.
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