lunes, 22 de septiembre de 2014

Descubre tu nivel de Acidificación Corporal

El nivel de ácidos y bases es una variable que siempre está pre­sente en el organismo humano y es de vital importancia para la salud que exista una proporción equilibrada entre ellos. Dicho nivel se define mediante el valor pH, es decir, mediante el pH se mide el grado de acidez o basicidad de cualquier sus­tancia.
Si se une un ácido con una base (de igual fuerza y en concen­traciones idénticas) se obtiene una solución que no reacciona de manera acida ni tampoco de manera básica: se trata de una solución neutral que contiene una sal. Esta solución química­mente neutral tiene un pH de valor 7.
Un valor pH entre 0 y 6.9 es propio de un ácido, y un valor pH entre 7 y 14 es propio de una base.
Los valores pH en el organismo varían según el órgano que ana­licemos. En el estómago predomina el medio ácido mientras que en la saliva también se registran valores básicos. La sangre es el único componente del organismo en donde el pH presen­ta siempre un valor constante de 7.4 (ligeramente básico).
El análisis del estatus ácido-base de la sangre y la orina pro­porciona información crucial para la elaboración de los diag­nósticos en la medicina clínica.

¿Cómo surge la acidez?

El proceso de digestión de las proteínas genera ácidos dentro del organismo. Para estabilizar el equilibrio ácido-base el cuer­po elimina el exceso de ácido fundamentalmente a través de los ríñones. Además, la expulsión de dióxido de carbono en la espiración también contribuye a regular el valor pH.
Es muy importante que la relación de las proporciones ácido-base sea equilibrada.
Unos hábitos vítales y alimenticios desequilibrados pueden descompensar el equilibrio ácido-base y con él la salud del organismo. Cuando ya no es posible evacuar los ácidos pro­ducidos éstos se acumulan, frecuentemente en el tejido con­juntivo, y el resultado de este proceso no es otro que la acidi­ficación.

La acidificación: un problema infravalorado

Diversos estudios sobre los hábitos de población arrojan un dato: el 80 % de los habitantes de los países industrializados de occidente presentan alteraciones de la relación de las pro­porciones ácido-base.
A muchos los síntomas les resultarán familiares: cansancio y decaimiento permanente, propensión a las infecciones, dolores de cabeza, problemas digestivos o acidez estomacal. Detrás de estas “indisposiciones” y malestares cotidianos, a menudo inexplicables, los médicos en general y los expertos en naturopatía y medicina natural detectan cada vez con más fre­cuencia un común denominador: la creciente acidificación del organismo. Todo aquel que quiera hacer algo por evitarlo debe procurar que su alimentación sea suficientemente alcalina y debe evitar exponerse a factores desencadenantes de estrés. Cuando no sea posible seguir esta estrategia como es debido se puede optar por la ingesta de una mezcla adecuada de sales minerales de efecto alcalínizante.

¿Por qué se produce la acidificación?

El tipo de alimentación y los hábitos de vida tanto en el traba­jo como fuera de él suelen ser las principales causas de un organismo ácido.
Principales causas que dan lugar a alteraciones transitorias de nuestro equilibrio ácido-base:
  • una alimentación incorrecta o predominantemente acida (mucha carne)
  • consumo inadecuado de alcohol
  • la nicotina y la cafeína
  • escasa ingesta de líquidos
  • el estrés, sobrecargas físicas y mentales
  • dietas desequilibradas
  • diversos contaminantes medioambientales
  • falta de actividad física
  • transformación y neutralización insuficiente de los ácidos debido a una carencia de vitaminas y olígoelementos
El mantenimiento de unos niveles de ácido normales es de importancia vital para la totalidad del organismo humano. Por ejemplo, la sangre sólo puede transportar como es debido el oxígeno y los nutrientes si el índice de ácido está dentro del ámbito considerado normal. Hasta el corazón deja de funcio­nar correctamente cuando el miocardio se acidifica.
El organismo ha desarrollado un ingenioso sistema para man­tener sus índices de ácido dentro de unos niveles saludables. Los ácidos resultantes del proceso metabólico pueden salir fue­ra del organismo a través de los ríñones, el intestino, la piel y los pulmones, o bien el propio organismo se encarga de supri­mir los efectos perjudiciales de dichos ácidos “compensándo­los” con las denominadas bases, es decir, neutralizándolos.
Ahora bien, cuando el cuerpo se acidifica es porque recibe un exceso de sustancias acidas y carece de suficientes sustancias alcalinas (básicas) para luchar contra los ácidos. Entonces, en estos casos, el organismo recurre al “plan de emergencia”: los ácidos se depositan en el tejido conjuntivo que es donde -por el momento- menos perjuicios ocasionan.

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